VOZ ALTA
Un joven en EE. UU. tenía por costumbre “gritar” mucho cuando predicaba. Varias veces fue aconsejado para que lo evitara; pero el consejo no tuvo éxito.
Cierto día, estando predicando nuevamente, comenzó a gritar; hasta que unos amigos que estaban sentados en el fondo del local levantaron un cartel de tamaño apreciable, en el cual estaba escrito: “No te hagas ningún mal; que todos estamos aquí” Hechos 16:20.—El Despertar.
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