Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Santiago 1.2–4
Paciencia
Dios es con frecuencia más paciente con nosotros que nosotros con nosotros mismos. Damos por sentado que si caemos, no somos nacidos de nuevo. Si tropezamos, es que no estamos realmente convertidos. Si aún abrigamos los viejos deseos, es que no somos una nueva criatura.
Si estás ansioso con respecto a esto, por favor, recuerda que «el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1.6).
El trueno apacible
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